martes, 8 de mayo de 2012


“Hicimos lo que pudimos”. No podía entenderlo, frente a mí  estaba aquel médico rural con aquellas  manos demasiado callosas, aquel  pelo demasiado encrespado, aquellos ojos demasiado juntos. ¿A quién se refería? ¿Quienes eran ellos? Y además, ¿quién había muerto? Debía ser alguien a quien yo conocía porque se dirigía a mí, pero no podía pensar con claridad. Quizá me lo impedía la  sangre que fluía, cada  vez más despacio, desde la sien. Quizá, la sábana con la que me cubrieron la cabeza. Aún hoy, sigo sin saber de quien se trataba. Y es una lástima, porque siempre me gustó ir de entierro.

viernes, 4 de mayo de 2012

-Para volver a escribir necesitas salir, conocer gente, vivir nuevas aventuras...
-No, para volver a escribir tengo que saber que puedo cerrar la caja de pandora y ponerme a hacer lentejas.

jueves, 3 de mayo de 2012

_¿Y si de repente abres la puerta y detrás resulta que no había un abismo, ni una tormenta? ¿Y si la verdadera tormenta estuviera en el silencio en el que nos escondemos?
_No lo sé. No quiero ir a comprobarlo.
_Aquí acabaremos muriendo igual.
_Pero si nos quedamos aquí acabaremos deseando morir, y será fácil, será lo que deseamos, habremos cumplido nuestras expectativas.
_Entonces deja que te mate.